Día mundial de las abejas: por qué son tan importantes y cómo podemos salvarlas

Biodiversidad

¿Sabías que uno de cada tres alimentos que comemos depende de la polinización de las abejas? Estos pequeños insectos, tan comunes en nuestros campos y jardines, son en realidad los héroes invisibles de la naturaleza. Sin ellas, no tendríamos fresas, manzanas, café o incluso chocolate. El 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas, una fecha para recordar su importancia y aprender cómo protegerlas.

20 de mayo, día mundial de las abejas: origen y significado

Cada 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas, una fecha que no solo rinde homenaje a estos pequeños y trabajadores insectos, sino que también nos recuerda lo vitales que son para nuestro planeta. 

¿Por qué se celebra el 20 de mayo?

El 20 de mayo fue elegido como fecha oficial del Día Mundial de las Abejas porque coincide con el nacimiento de Anton Janša, un pionero de la apicultura moderna. Se trata de una forma simbólica de rendir homenaje a las abejas pero también a quienes han dedicado su vida a estudiarlas, protegerlas y defender su importancia.

Este día fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2017, a propuesta de Eslovenia, un país con una gran tradición apícola. Desde entonces, cada año se organizan cientos de eventos en todo el mundo para recordar el papel fundamental que desempeñan las abejas en nuestro ecosistema y en la producción de alimentos.

Además, el 20 de mayo es ya plena primavera en el hemisferio norte, una época ideal para observar a las abejas en plena actividad de polinización. 

El legado de Anton Janša

Anton Janša (1734–1773) fue un apicultor y pintor esloveno considerado el padre de la apicultura moderna. Nació en una familia de apicultores en Breznica, un pequeño pueblo de Eslovenia, y desde joven demostró gran interés por la observación de las abejas. Su enfoque revolucionario consistía en estudiar de forma sistemática el comportamiento de estos insectos, algo poco habitual en su época.

Janša fue el primer maestro oficial de apicultura en la corte imperial de Viena. Allí introdujo prácticas más cuidadosas y respetuosas con las colmenas, promoviendo métodos que favorecían tanto la producción de miel como la salud de las abejas. Uno de sus aportes más importantes fue destacar que las abejas obreras, y no los zánganos, eran las responsables del buen funcionamiento de la colmena, algo que ahora sabemos que es fundamental.

Sus escritos y enseñanzas siguen teniendo gran valor hoy en día. De hecho, muchas de las técnicas que se usan en la apicultura moderna derivan directamente de sus estudios. Por eso, el Día Mundial de las Abejas no solo celebra a los polinizadores, sino también la figura de este científico adelantado a su tiempo.

Objetivos de la jornada a nivel global

El Día Mundial de las Abejas busca sensibilizar a la población mundial sobre el papel clave que desempeñan las abejas y otros polinizadores en el equilibrio de los ecosistemas y la seguridad alimentaria. Sin polinización no habría frutas, verduras ni muchas plantas que forman parte de nuestra dieta y de la de muchos animales.

Además, este día tiene como misión alertar sobre las amenazas a las que se enfrentan las abejas: desde el uso masivo de pesticidas hasta la pérdida de hábitat natural, el cambio climático o la introducción de especies invasoras. Las cifras son preocupantes, ya que, según informes internacionales, muchas especies de abejas están en declive o en peligro de extinción.

Los objetivos principales de esta jornada son:

  • Concienciar sobre la importancia de las abejas para la vida en el planeta.
  • Promover prácticas agrícolas sostenibles y amigables con los polinizadores.
  • Fomentar la educación ambiental desde edades tempranas.
  • Reconocer el trabajo de los apicultores y otros agentes que protegen estos insectos.
  • Impulsar políticas públicas que favorezcan la conservación de las abejas.

Para los docentes, es una oportunidad para hablar en clase de la naturaleza, trabajar contenidos de ciencias naturales y fomentar actitudes de respeto y cuidado hacia el medio ambiente.

Existen más de 20.000 especies de abejas en todo el planeta, y muchas de ellas son nativas de regiones específicas

Formas de participar en la celebración

En muchas ciudades se organizan ferias, talleres de apicultura, exposiciones y actividades familiares, pero también se pueden hacer propuestas divertidas en el aula. Desde la FAO proponen organizar una degustación de miel para distinguir cuáles provienen de abejas que han visitado diferentes plantas, publicar una foto de abejas o acciones utilizando el hashtag #DiaMundialDeLasAbejas o mejorar nuestros conocimientos sobre la polinización con los recursos del portal Acción Global sobre los Servicios de Polinización para una agricultura sostenible.

Taller de flores amigables con las abejas

  • Investigar en grupos cuáles son las flores favoritas de las abejas (lavanda, romero, caléndula, girasol...). Luego, sembrar semillas en macetas recicladas y cuidar el mini-jardín en clase o en casa.

La vida en la colmena

  • Los alumnos se reparten los papeles de abeja reina, obreras, zánganos… y representan su función. Se puede dramatizar, dibujar o crear pequeñas historias con los personajes. Aprenderán cómo se organiza una colmena y los distintos roles que hay dentro de ella.

Una abeja en apuros

  • Cada alumno crea una viñeta de un cómic que cuente la historia de una abeja enfrentando distintos peligros (pesticidas, contaminación, incendios...). Al final, se recopilan y se hace una exposición en clase.

¿Por qué son tan importantes las abejas?

La función de las abejas como polinizadoras

Las abejas no solo producen miel: su labor más valiosa es la polinización, es decir, cuando vuelan de flor en flor buscando néctar y transportan polen en sus patas, permitiendo que las plantas se reproduzcan. Esta función natural asegura la continuidad de miles de especies vegetales.

En términos sencillos para explicar a los más pequeños: sin abejas, muchas de las frutas, verduras y flores que conocemos no existirían. Más del 75% de los cultivos alimentarios del mundo dependen, al menos en parte, de la polinización.

Su impacto en la biodiversidad y la agricultura

Las abejas contribuyen directamente a la biodiversidad, es decir, a la variedad de seres vivos del planeta. Al polinizar plantas, permiten que crezcan bosques, praderas y hábitats donde viven otras especies. Así, aunque no lo parezca, las abejas ayudan también a mantener el equilibrio de los ecosistemas.

En la agricultura, su trabajo invisible mejora la calidad y cantidad de los cultivos. Por eso, los agricultores las valoran como aliadas fundamentales en su labor.

Una idea para trabajar este tema en clase es crear un mural donde cada grupo de alumnos represente un ecosistema (bosque, huerto, pradera) y muestre cómo las abejas lo hacen posible.

¿Qué pasaría si desaparecieran las abejas?

La desaparición de las abejas tendría consecuencias muy graves. Algunas especies ya están en peligro de extinción y, si no actuamos a tiempo, muchas podrían desaparecer. Las consecuencias serían:

  • Menos frutas, verduras y frutos secos disponibles.
  • Aumento de precios de los alimentos.
  • Pérdida de biodiversidad en el planeta.
  • Impacto directo en la vida de los animales que se alimentan de plantas.

En clase, se puede iniciar un debate sobre el tema: ¿qué podemos hacer para evitar que esto ocurra? ¿Qué hábitos de nuestro día a día podrían mejorar la situación?

Amenazas actuales para las abejas

Cuidar de las abejas está en nuestras manos, y no hace falta ser apicultor: todos podemos hacer algo para que estos insectos tan valiosos continúen volando por nuestros campos.

Uso de pesticidas y productos químicos

Muchos pesticidas usados en la agricultura intensiva son tóxicos para las abejas. Aunque estén diseñados para eliminar plagas, también dañan a los polinizadores, afectando a su orientación, memoria y capacidad de volver a la colmena. Esto ha causado una reducción preocupante en sus poblaciones.

Pérdida de hábitat y monocultivos

Las abejas necesitan variedad de flores para alimentarse y refugios para descansar y reproducirse. Sin embargo, los monocultivos (extensiones donde solo se planta una especie) reducen esa diversidad y dificultan su supervivencia. También la urbanización, esto es, la construcción de edificios e infraestructuras, destruye muchos espacios verdes donde antes podían vivir.

Se puede trabajar este concepto en clase comparando fotografías de un «huerto diverso» con muchas plantas y un «campo único», para que los niños comprendan visualmente el contraste.

Cambio climático y enfermedades

El cambio climático está alterando los ciclos naturales de las plantas, haciendo que florezcan en momentos inadecuados, lo que desorienta a las abejas. Además, las temperaturas extremas dificultan su actividad. A esto se suman enfermedades como la varroa, un ácaro que afecta gravemente a las colmenas. Estas amenazas, juntas, hacen que las abejas sean más vulnerables.

Desinformación y especies invasoras

Mucha gente aún piensa que todas las abejas pican, o que su desaparición no tiene importancia. Combatir esa desinformación es parte del trabajo que se puede hacer desde la escuela. También hay especies invasoras, como el avispón asiático, que ponen en peligro a las abejas nativas al competir por alimento o atacarlas directamente.

El cambio climático está alterando los ciclos naturales de las plantas, haciendo que florezcan en momentos inadecuados, lo que desorienta a las abejas

¿Qué podemos hacer para proteger a las abejas?

Aunque a simple vista pueda parecer que el mundo de las abejas queda lejos de nuestras rutinas diarias, lo cierto es que nuestras decisiones tienen una influencia directa en su bienestar.

Acciones individuales

Plantar flores y setos que alimenten a las abejas

Una de las formas más bonitas y accesibles de ayudar a las abejas desde casa o la escuela es plantar flores que les sirvan de alimento. Las especies autóctonas, como la lavanda, la caléndula, el romero o el girasol, son especialmente beneficiosas para estos polinizadores. En el patio del colegio se puede crear un pequeño rincón lleno de plantas amigas de las abejas. Incluso una simple maceta en la ventana del aula puede marcar la diferencia. Otra propuesta sencilla es organizar un taller de siembra en el que cada alumno plante una flor en un vaso reciclado. Con sus nombres escritos en cada maceta, podrán seguir el crecimiento semana a semana y aprender sobre biología de forma práctica.

Evitar el uso de productos químicos dañinos

Evitar el uso de pesticidas también es clave. En los huertos escolares es fundamental optar por métodos de cultivo ecológico. Las infusiones naturales, las asociaciones beneficiosas de cultivos y los repelentes caseros son alternativas más seguras que, además, pueden trabajarse en el aula dentro del área de ciencias. 

Comprar productos locales y sostenibles

Al consumir miel de proximidad, frutas y verduras de temporada o alimentos con certificación ecológica, estamos apoyando a los apicultores y agricultores que trabajan con respeto por el medio ambiente. 

Apoyar la apicultura y la agricultura responsable

Visitar colmenas, asistir a ferias de apicultura o simplemente conversar con productores locales puede ser una forma muy efectiva de crear conciencia. Organizando visitas a mercados de barrio o granjas cercanas, los niños pueden conocer de primera mano el origen de los alimentos y el trabajo que hay detrás.

Quizás la acción más importante de todas es educar. Hablar sobre la importancia de las abejas, explicar cómo polinizan o por qué están en peligro es ya una forma de protección. Si logramos que los niños las comprendan y valoren, crecerán con un compromiso natural hacia su cuidado. Por eso, se puede dedicar una semana entera a las abejas en el aula, organizando actividades temáticas diarias: descubrir su anatomía, investigar su papel en el ecosistema, crear carteles con mensajes de concienciación o incluso preparar una exposición para el resto del colegio. 

Rol de agricultores y apicultores

Los agricultores tienen un papel fundamental: pueden usar métodos de cultivo más respetuosos con la biodiversidad, rotar cultivos, mantener flores silvestres en los márgenes del campo o evitar pesticidas.

Los apicultores no solo recolectan miel, sino que también cuidan y crían abejas, ayudando a que sus poblaciones se mantengan saludables. Apoyarlos consumiendo productos locales es una forma directa de colaborar.

Responsabilidad de gobiernos y políticas públicas

La protección de las abejas también depende de las decisiones de gobiernos y organismos internacionales. Es fundamental que se impulsen leyes que regulen el uso de químicos, protejan hábitats naturales y apoyen la apicultura sostenible.

Curiosidades sobre las abejas que quizá no conocías

Las abejas están llenas de curiosidades que fascinan a grandes y pequeños. Conocer los aspectos más asombrosos de su comportamiento y su diversidad puede despertar el interés del alumnado y reforzar la conexión emocional con estos pequeños pero poderosos insectos. 

Uno de ellos se conoce como La danza de las abejas y es un tipo de comunicación. El apicultor Gerardo Pérez explica que «una sociedad como la de las abejas no se puede comprender si no hay una comunicación muy grande entre los miembros de la colmena». Pero, ¿cómo transmiten información?

Cuando las abejas obreras pecoreadoras europeas (Apis mellifera) dan con una nueva fuente de alimento, regresan al panal e informan al resto del enjambre sobre dónde y a cuánta distancia se encuentra el néctar, agua, polen o propóleos que acaban de descubrir. 

Las abejas realizan diferentes tipos de danza según la distancia de la fuente de alimento. En la danza redonda (a menos de 50 metros de la colmena) la abeja se mueve en círculos o semicírculos sin indicar dirección, solo presencia cercana de alimento.  La danza de la hoz (cuando está entre 50 y 150 metros de distancia) es una transición entre la danza redonda y la waggle dance. Esta última es la más compleja y se utiliza cuando la fuente de alimento está a más de 150 metros. La abeja se desplaza en forma de ocho horizontal, realizando un movimiento vibratorio del abdomen durante la parte recta del recorrido. La duración de este meneo indica la distancia a la fuente de alimento, mientras que el ángulo de la línea recta respecto a la vertical del panal señala la dirección en relación con el sol. 

Pero todavía quedan aspectos que investigar. Pérez asegura que ha visto bailar a estas especies en la oscuridad de la noche: «Las he observado dos veces ya. ¿Qué comunican? ¿Están hablando del día anterior o de lo que van a hacer el próximo día?».

El sueño de las abejas y su comportamiento

Aunque parezca increíble, ¡las abejas también necesitan dormir! Cuando lo hacen, algunas se toman de las patas entre ellas, como si se hicieran compañía. Durante el descanso, su cuerpo se relaja, dejan de moverse e incluso bajan sus antenas. El sueño es fundamental para su bienestar y les ayuda a consolidar la memoria, algo muy importante para recordar dónde están las flores. Dentro de la colmena, cada abeja tiene un rol definido: están las nodrizas (que cuidan a las crías), las recolectoras (que salen en busca de néctar y polen), las guardianas (que vigilan la entrada) y hasta las ventiladoras (que agitan sus alas para mantener la temperatura ideal). Esta organización hace que la colmena funcione como una verdadera ciudad en miniatura, perfectamente sincronizada.

Diferencias entre especies: europeas vs. nativas

La abeja europea (Apis mellifera) es la más conocida en el mundo y la que produce la miel que encontramos en el mercado. Sin embargo, no es la única. Existen más de 20.000 especies de abejas en todo el planeta, y muchas de ellas son nativas de regiones específicas. Algunas especies no viven en colmenas, no producen miel y tampoco tienen aguijón. Aun así, cumplen un papel esencial en la polinización de flores autóctonas, adaptadas a su forma y comportamiento. Por ejemplo, en América Latina hay abejas nativas sin aguijón como la melipona, que ha sido criada desde tiempos precolombinos por diferentes culturas.

Abejas solitarias y su importancia ecológica

Las abejas solitarias no forman colmenas ni tienen una reina. Cada hembra se encarga de construir su nido, poner los huevos y cuidar de su descendencia por sí misma. Suelen hacer sus nidos en el suelo, en cavidades de la madera o en tallos huecos. Aunque su estilo de vida es muy distinto al de las abejas sociales, su labor como polinizadoras es igual de importante. De hecho, muchas especies vegetales dependen exclusivamente de estas abejas para reproducirse. Son menos conocidas, pero su rol es vital para mantener la biodiversidad, sobre todo en ecosistemas locales donde otras abejas no pueden sobrevivir.

Mitos y verdades sobre su peligro de extinción

Existe la creencia de que todas las abejas están al borde de la extinción, pero la realidad es más compleja. No todas las especies se encuentran en peligro inmediato, pero sí que muchas poblaciones están disminuyendo rápidamente por culpa de factores que ya hemos mencionado anteriormente. Lo que sí es cierto es que, si no actuamos a tiempo, algunas especies de abejas podrían desaparecer para siempre. 

Una buena forma de cerrar este Día Mundial de las Abejas puede ser elaborar, entre todos, un «libro de abejas». Cada estudiante puede contribuir con un dibujo, una curiosidad, un consejo para protegerlas, o la lectura de un cuento sobre abejas, como Bee bee ¡Todas a una! o Mi vida de abeja. De esta forma, el alumnado puede repasar por qué las abejas son tan importantes y cómo debemos protegerlas.

Texto: Arantza García

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