El ser humano con sus acciones ha sido, en gran parte, el responsable de ello, pero, precisamente por eso, es en sus manos donde se encuentra la solución para poner freno a esa situación límite.
En este punto, la educación ambiental se convierten en la gran herramienta con la que contamos para, si no solucionar completamente este problema, sí al menos ayudarnos a avanzar en la búsqueda de un futuro que, de verdad, exista teniendo en cuenta el cuidado de nuestro planeta.
Así, la educación ambiental comienza con un profundo ejercicio de reflexión individual y, posteriormente, de concienciación a nivel global. Para ello hace falta, sobre todo, pedagogía, información y formación. Y una de sus principales funciones es esa: enseñar a respetar el planeta conociendo sus límites biofísicos para, también, aprender a convivir en armonía con el resto de especies.