Última hora ambiental

María García de la Fuente: “No se trata de volcar en los más pequeños toda la responsabilidad”

María García de la Fuente

María García de la Fuente, periodista medioambiental y presidenta de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA), analiza las claves de una buena comunicación que no caiga en el alarmismo.

Comunicar es, ante todo, un arte. Y en la urgencia climática en la que nos encontramos, comunicar bien se ha convertido en una exigencia para despertar en la sociedad una mayor conciencia medioambiental. Por eso, hablamos con María García de la Fuente, periodista medioambiental y presidenta de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) sobre las claves de una buena comunicación que permita denunciar el problema sin caer en el alarmismo.

Última Hora Ambiental. En los últimos años hemos visto como aumentaba el despliegue informativo sobre el cambio climático y cada vez más medios de comunicación empezaban a hacerse eco de los problemas medioambientales, analizando sus impactos en la salud, la biodiversidad o la economía. ¿A qué responde este aumento de la cobertura informativa?

María García de la Fuente. Tradicionalmente, la cobertura informativa sobre estos problemas iba asociada a las cumbres del clima y eran los periodistas especializados los que la hacían a finales de noviembre o diciembre con las COP. El problema venía cuando en enero esos temas desaparecían y muchos medios de comunicación no volvían a hablar de ello hasta el año siguiente. No había una continuidad ni una gran concienciación por parte de los medios. Sin embargo, todo ha cambiado a raíz de movimientos como Fridays for Future que han provocado un despertar y una mayor demanda por parte de la sociedad. De ahí que una serie de empresas y organizaciones hayan empezado a tomar acciones: el cambio climático no es solo una preocupación científica, sino social y económica. Eso ha provocado que la cobertura informativa sea continua y que podamos encontrar noticias sobre cambio climático casi a diario en muchos medios diferentes.

UHA. Ante la urgencia que supone el cambio climático, los periodistas y otros comunicadores ambientales corren el riesgo de caer en el catastrofismo informativo. ¿Cuál es la clave para informar de un problema de tal magnitud sin generar alarma social?

MGF. Creo que tiene que ir en dos líneas: por una parte, se deben contar las noticias relacionadas con los impactos ambientales, porque son una realidad asociada a un aumento de las temperaturas. Eso no podemos obviarlo bajo ningún concepto porque son las consecuencias ya visibles del cambio climático. No obstante, a la vez, tenemos que visibilizar aquellas acciones que están dando resultados positivos o que pueden ayudar a adaptar a la sociedad frente a este desafío. Aquí la labor tanto de los educadores ambientales como de los periodistas es fundamental, porque se dirigen a una población juvenil que nunca ha oído hablar de este fenómeno –que ya es una realidad– que les va a tocar vivir a lo largo de su vida. A los comunicadores nos toca también educar a una población adulta que durante su etapa académica jamás oyó mencionar el cambio climático.

“Hay problemas a los que no podemos ser ajenos”

UHA. Los más jóvenes han demostrado ser un pilar esencial en la lucha contra la crisis climática. ¿Cómo dirigirse a ellos y desplazarles ese sentido de responsabilidad ambiental sin que aflore un sentimiento de ecofatiga o, por otro lado, de ecoansiedad?

MGF. A los jóvenes hay que explicarles que la población adulta tiene una responsabilidad que asumir y que no se trata de volcarla toda en los más pequeños. Es cierto que hay que actuar ahora y no esperar a que los jóvenes crezcan para que en el futuro se dediquen a pensar en el mundo que les hemos dejado. Los adultos tenemos que ser ejemplo desde ya para que ellos vean que las enseñanzas tienen una base real. De lo que se trata es de exponerles una realidad, a cada uno en su nivel, y explicarles lo que se está haciendo y se puede hacer. Hay pequeñas acciones que se pueden tomar: como las decisiones a la hora de ir a comprar o reciclar. La clave está en que vean que lo que se hace en casa va en consonancia con lo que están aprendiendo en el colegio.

UHA. ¿Debe el periodismo medioambiental ser una herramienta para la movilización social?

MGF. Desde APIA, el Día Mundial del Medioambiente, el pasado 5 de junio, publicamos un manifiesto en el que ya no éramos neutrales. En el periodismo se llega a un momento en el que se tienen que defender una serie de valores y principios, más cuando la pandemia que estamos viviendo nos ha recordado que hay que colocar la naturaleza en el centro. La biodiversidad no es algo ajeno a nosotros, dependemos de ella. El periodista o comunicador no puede ser ajeno a problemas que nos afectan como el cambio climático. Tenemos que empezar a tomar partido y apoyar acciones que creemos que van alineadas con la protección del medioambiente.

“La clave está en que vean que lo que se hace en casa va en consonancia con lo que están aprendiendo en el colegio”

UHA. Hoy en día uno de los mayores enemigos de la lucha contra el cambio climático son los negacionistas y, en el plano periodístico, las fake news. ¿Cómo puede la comunicación ambiental contrarrestar estas informaciones y garantizar que la sociedad esté bien informada?

MGF. Nos hemos encontrado ante un fenómeno que son los verificadores de datos que ahora deben estar presentes en las redacciones. Cada vez hay más periodistas dedicados a verificar informaciones que les llegan supuestamente de fuentes fiables. Para nosotros esto es muy llamativo, porque tenemos que verificar los datos de fuentes rigurosas con las que hasta ahora contábamos. Verificar datos es la principal arma que tenemos para contrarrestar las informaciones falsas. Esto es, dar informaciones contrastadas y rigurosas. Los comunicadores, a la hora de divulgar información, deben mostrar de dónde viene los datos y estos, deben ser creíbles y rigurosos.

“Tenemos que visibilizar aquellas acciones que están dando resultados positivos”

En el mundo en el que vivimos, un maestro es tan comunicador ambiental como podría ser un periodista, pues hace llegar esa misma información a un público diferente. Por eso, como explica María García de la Fuente, ha de dotarse de herramientas que le ayuden a verificar todas aquellas informaciones con las que llegan a diario a sus alumnos –y familiares–. Para no caer en el alarmismo paralizador y que los más pequeños sean capaces de entender, enfrentarse y actuar ante el reto de la emergencia climática, la clave es la educación y los datos veraces

Texto: Jara Atienza