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El agua potable, un recurso limitado

Agua potable

El agua resulta fundamental para la vida no sólo para el consumo humano, sino también de todos los seres vivos del planeta. El 70% del planeta es agua, al igual que nuestro cuerpo, que también está compuesto en un 70% por agua.

¿Por qué es tan importante el agua potable?

Las personas podemos llegar a utilizar al menos 100 litros de agua potable en un día para alimentarnos, ducharnos e hidratarnos, pero también utilizamos el agua para regar y muchas industrias y fábricas necesitan el agua para sus procesos, devolviéndola al medio ambiente como agua contaminada.

Una de las consecuencias más evidentes del cambio climático es que cada vez llueve menos en determinadas zonas o que se sequen algunos ríos, por lo que ya no podemos considerar que el agua es un bien ilimitado y muchas personas en el mundo no tienen acceso a agua limpia. Además, no todo el agua que existe en el planeta es apta para el consumo humano, ya que se trata de agua salada.

Por eso, y además de otras medidas para no desperdiciar agua, se hace necesario poner en marcha sistemas de tratamiento de agua que nos permita utilizarla.

El agua resulta fundamental para la vida.

Agua no potable: ¿Qué es y a quién afecta?

Como hemos dicho, el 70% del planeta es agua, pero no toda ella es consumible. Hay que distinguir entre el agua potable y el agua no potable. El agua potable se puede consumir, pero en muchos lugares existe escasez de este recurso o bien el agua está contaminada (agua no potable) y no existe una red de distribución o los sistemas necesarios para convertirla en agua consumible.

Según un informe del año 2017 elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, alrededor de 3 de cada 10 personas en el mundo no tienen acceso al agua potable en sus viviendas. Además, 4 de cada 10 personas no tienen ni siquiera acceso a este recurso debido a su escasez, lo que supone un total de más de 1.300 millones de personas.

China, India y África subsahariana son los países que más dificultades tienen para que sus habitantes puedan acceder a fuentes de agua potables y a un abastecimiento de agua de mínima calidad.

La escasez de agua o la mala calidad de la misma provoca miles de muerte cada año debido a enfermedades generadas por el consumo de agua no potable, que influye también en la calidad de los alimentos puesto que son cocinados con agua en mal estado.

Se estima que todos los días mueren cerca de 4.000 niños debido a enfermedades que están provocadas por la falta de acceso al agua potable o por unos sistemas de saneamiento ineficientes. Las enfermedades más comunes que afectan a estos niños son la malaria y la diarrea, además de la malnutrición por falta de agua.

¿Qué problemas existen en el mundo por falta de agua?

Ya hemos hablado de uno de las grandes consecuencias de la falta de agua: enfermedades que provocan la muerte, afectando sobre todo a niños y ancianos en países en desarrollo.

Pero la falta de agua también afecta a animales y plantas, que también enferman y mueren. Además, afecta enormemente a la tierra: si no hay agua los cultivos se secan y no producen alimentos, lo que puede desembocar en falta de alimentos para cubrir las necesidades de la población, y si la escasez se mantiene en el tiempo la tierra se puede llegar a secar y convertirse en terreno no fértil.

Por otra parte, la escasez de agua dificulta las condiciones de higiene, lo que potencia la aparición y propagación de enfermedades. Además, la escasez de agua es fuente de conflictos ya que es un bien imprescindible para poder vivir.

¿Qué es el proceso de tratamiento de agua?

Para aprovechar todas las fuentes posibles de agua, podemos hablar de dos procesos de tratamiento de agua:

  • Tratamiento de potabilización de agua, implica el tratamiento de agua dulce (superficial o subterránea) para que se pueda consumir por los seres humanos. Este proceso se lleva a cabo en las Estaciones de Tratamiento de Agua Potable (ETAP).
  • Tratamiento de depuración de aguas residuales, proceso mediante el cual se depura el agua que proviene de actividades industriales, agrícola y del uso doméstico para que pueda volver a los ríos, mares y océanos. Este proceso se lleva a cabo en lo que comúnmente se denomina depuradoras, aunque su nombre real es Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR).

¿Cómo funciona una potabilizadora?

Después de pasar por un proceso de potabilización y eliminar las sustancias nocivas presentes en el agua, esta puede ser consumida por los seres humanos, por lo que el tratamiento de potabilización del agua sirve para eliminar las bacterias y la suciedad que puedan resultar dañinas para las personas, animales y plantas.

El tratamiento de potabilización del agua sirve para eliminar las bacterias y la suciedad

Las ETAP utilizan sobre todo la radiación ultravioleta para eliminar esos elementos nocivos para los seres vivos. ¿Cómo funciona una planta potabilizadora? El primer paso es captar el agua de un lago, río o embalse o aguas subterraneas. Posteriormente esa agua va pasando por distintos tanques que permiten separar el agua de otras partículas. Esto es lo que se conoce como proceso de coagulación.

El último paso es el de desinfección, cuyo objetivo es eliminar del agua todas las bacterias y organismos que puedan causar enfermedades a los seres vivos. Esta desinfección se suele hacer con agentes químicos, siendo el más habitual y el más eficiente el cloro, ya que es muy fácil de aplicar al agua y se puede medir muy bien cuánta cantidad se está utilizando.

¿Cómo funciona una depuradora?

Es importante tratar las aguas residuales ya que contienen bacterias y virus que, de no eliminarse, pueden provocar un riesgo para la salud. Además, contienen también otro tipo de sustancias como fósforo o nitrógeno, que si llegasen al mar podrían dañar el medio marino ya que ayudan a que se reproduzcan más rápidamente las algas, que impiden otro tipo de vida marina.

Las depuradoras que tratan el agua de las ciudades y las redes de abastecimiento suelen seguir el siguiente proceso en el tratamiento, dividido en 3 fases:
1. En primer lugar, el agua se recoge de las tuberías y de las arquetas donde se acumulan las aguas de uso doméstico. Durante la fase de pre-tratamiento y tratamiento primario se busca separar el agua de sedimentos, arena, aceite, plásticos etc.
2. Durante el tratamiento secundario y después de haber dejado el agua reposar y ayudándose de elementos químicos, se separa el agua de los sedimentos y las partículas.
3. Por último, el tratamiento terciario sirve para limpiar el agua de microorganismos y poder reutilizarla. Por ejemplo, se puede utilizar cloro o rayos UVA, que permiten eliminar los gérmenes y virus que pudiera haber en el agua.

¿Cuál es la normativa de aplicación para el tratamiento de agua?

Tanto en España como en Europa es de aplicación la Directiva 91/271/CE de 21 de mayo, cuyo objetivo es proteger al medioambiente de los efectos negativos que tienen las aguas residuales cuando se vierten en ríos y mares.

Para cumplir esta normativa, desde el 2005 es obligatorio que todas las poblaciones que tengan una población superior a 2.000 habitantes cuente con sistemas de depuración del suministro de agua.

Además, también es importante señalar que existe la Directiva Marco del Agua (DMA), una normativa europea cuyos objetivos son:

● La prevención y la reducción de la contaminación.
● La promoción del uso sostenible del agua.
● La protección del medio ambiente.
● La mejora de los ecosistemas acuáticos.
● La minoración de los efectos de las inundaciones y de las sequías.

En nuestro país, el organismo nacional que tiene la responsabilidad sobre la gestión del agua como un bien público esencial es el Ministerio de Transición Ecológica. Entre otras funciones, este Ministerio se ocupa de vigilar el estado y la calidad del agua, evaluar los recursos hídricos, gestionar la seguridad de presas y embalses, y a conceder las concesiones a entidades públicas y privadas para gestionar el uso del agua.