Servicios de los ecosistemas: importancia de conservarlos

En esta sesión se pone de relieve cómo todo lo que necesita el ser humano para vivir y alcanzar su bienestar proviene de los ecosistemas.

Se entiende por ecosistema, el sistema formado por los seres vivos (elementos bióticos), entre ellos el ser humano, el medio físico donde habitan (elementos abióticos) y las relaciones que se dan entre sí. Algo que caracteriza a los sistemas, en este caso a los ecosistemas, es la influencia mutua que existe entre sus elementos: el cambio experimentado en uno de ellos repercute y afecta, inevitablemente, al resto.

Como consecuencia de este engranaje entre elementos y relaciones, los ecosistemas, a lo largo de la evolución del planeta Tierra, han ido estableciendo una serie de servicios que son los que permiten el mantenimiento y funcionamiento del planeta tal y como hoy lo conocemos. Son los llamados servicios ecosistémicos, de los que las sociedades humanas dependen para su supervivencia.

Los servicios ecosistémicos son múltiples y diversos y van más allá del suministro de comida o agua. Se clasifican en 4 tipos:

  1. Servicios de suministro. Se refieren a la variedad de bienes o materias primas que ofrece un ecosistema (alimentos, agua, energía, materias primas, medicinas, etc.).
  2. Servicios de regulación (regulación de ciclos). Permiten la regulación de los procesos naturales de los recursos aire, agua, suelo y el control de emergencias como enfermedades e inundaciones. Algunos ejemplos son: el mantenimiento de la calidad del agua, la polinización, la regulación de la erosión y fertilidad del suelo, o la regulación del clima a través de la captura y almacenamiento del CO2.
  3. Servicios de apoyo. Son la base del funcionamiento de los procesos del ecosistema, garantizando así buena parte del resto de servicios y permitiendo la diversidad genética y la variedad de especies. En esta categoría se encuentran por ejemplo la fotosíntesis, el ciclo del agua, la biodiversidad o la formación y almacenamiento de materia orgánica.
  4. Servicios culturales. Son beneficios no materiales, resultado de la evolución a lo largo del tiempo y del espacio de la relación entre los seres humanos y la naturaleza que los rodea. Como ejemplos están el conocimiento científico, el disfrute estético de paisajes, la identidad cultural o la recreación y el ecoturismo.

Para más información sobre este tema, consulta en la Escuela de Docentes el Eje Ecología del bienestar humano.

Y si quieres conocer en detalle todos los servicios de los ecosistemas consulta este enlace.

La conservación en buen estado de los ecosistemas naturales, de modo que puedan seguir proporcionando los servicios que necesita el ser humano, es vital para el mantenimiento de la salud, seguridad, bienestar y prosperidad de la especie humana.

Los ecosistemas tienen cierta capacidad de regeneración y autodepuración para mantener su equilibrio natural, pero el ritmo de alteración y cambios al que el ser humano los somete es mucho mayor. El constante aumento de la población y la aparición de sistemas de producción lineales (no cerrados), que además incorporan materiales y productos de origen sintético, provocan el agotamiento de los recursos naturales, altos niveles de contaminación y de generación de residuos, lo que impide el funcionamiento normal de los ecosistemas.

Es urgente y necesario que el ser humano tome consciencia de la importancia de conservar la naturaleza, pues ella proporciona todo lo necesario para sobrevivir. Además, hay que recordar, que en la naturaleza está toda la información que permite al ser humano crear procesos o productos más sostenibles que den respuesta a las actuales y futuras necesidades humanas, garantizando el mantenimiento de los servicios ecosistémicos y por tanto su propia supervivencia. No hay que olvidar que todos los productos que forman parte de la sociedad humana provienen directa o indirectamente de la naturaleza o se han inspirado en ella para su creación.

 

Relación del bienestar humano con los servicios de los ecosistemas

El ser humano, como ser vivo, pertenece a la naturaleza, y por tanto, su bienestar depende directa e indirectamente de la capacidad de los ecosistemas para generar los distintos tipos de bienes y servicios mencionados anteriormente, alimento, agua, energía, suministro de agua limpia, purificación del aire, reciclado natural de residuos, formación de suelo o la protección frente a inundaciones entre otros. Esta capacidad de los ecosistemas de suministrar estos servicios dependerá de su estado de conservación.

Para entender esta relación de interdependencia, y aclarar posibles dudas del alumnado durante la sesión, es necesario aclarar primero los conceptos de bienestar y necesidad.

Bienestar

Para el concepto de bienestar la RAE incluye tres definiciones:

  1. Conjunto de las cosas necesarias para vivir bien.
  2. Vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad.
  3. Estado de la persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica.

Se puede también decir, que el bienestar sería uno de los extremos de un continuo cuyo opuesto es la pobreza, que se define como una privación evidente del bienestar.

El bienestar humano tiene múltiples componentes, entre los que se incluirían los materiales básicos para una vida buena, la libertad y las opciones, la salud, las buenas relaciones sociales o la seguridad. Estos, dependen del contexto y la situación, reflejan factores físicos, sociales y personales, como la geografía, la edad, el género, la cultura y las circunstancias ecológicas locales.

Por su parte, la vida buena se considera aquella que satisfaga las necesidades básicas humanas, que suponga una solidaridad sincrónica (con todas las personas que habitan en la biosfera), y diacrónica (con las generaciones actuales y futuras), además de una solidaridad con todo lo vivo.

Necesidad

Las necesidades, por el contrario, serían algo intrínseco y que no podemos cambiar porque forman parte de la vida, de nuestra naturaleza como especie. Las necesidades son pocas y finitas: subsistencia, protección y seguridad, afecto, ocio, participación…

Aunque las necesidades humanas son las mismas en todas las culturas y en todos los períodos históricos, sí cambia el estilo que adopta cada sistema económico, social y político para satisfacerlas. Lo que varía entre una cultura y otra, no son tanto las necesidades, sino la manera de resolverlas, en general, dependientes de los recursos y posibilidades de cada territorio.

A modo de ejemplo, cuando se pregunta al alumnado qué necesitan para tener bienestar o sentirse bien, si entre las respuestas encontramos objetos de ocio como un móvil o una consola, hay que indicar que la necesidad que nos proporciona bienestar es la actividad de ocio y recreo, y que el objeto es solo la manera de cubrir esta necesidad pero que hay muchas otras.

¿Cómo se ve afectado el bienestar humano en relación a los servicios ecosistémicos?

En este sentido, la seguridad humana se ve afectada cuando se producen alteraciones en cualquiera de los servicios ecosistémicos. Por ejemplo, los cambios en los servicios de aprovisionamiento posibilitan los conflictos en torno a los recursos escasos. Por su parte, los cambios en los servicios de regulación pueden tener un impacto en la frecuencia y magnitud de las inundaciones, sequías, desprendimientos de tierra y otras catástrofes. Asimismo, la seguridad puede verse afectada por cambios en los servicios culturales (ocio y esparcimiento, espirituales, educativos…), perdiendo importantes rasgos ceremoniales o espirituales de los ecosistemas (lugares sagrados de comunidades indígenas, de peregrinación, realización de romerías, etc.). Lo que, a su vez, debilita las relaciones sociales que se establecen dentro de una comunidad. Estos cambios afectan tanto al bienestar, como a la salud, la libertad y opciones, la seguridad, las buenas relaciones, etc.

Por otro lado, el acceso a los bienes materiales básicos para una vida buena, se relaciona con los servicios de suministro, como la producción de alimentos, y los servicios de regulación, como la purificación del agua. Por su parte, la salud tiene una estrecha relación con los servicios de suministro, tales como la producción de alimentos, y los servicios de regulación y culturales.  Y en cuanto a las relaciones sociales, éstas se ven directamente afectadas por los cambios en los servicios culturales y la libertad y opciones (de educación, de paridad de género, equidad socioeconómica, etc.) que se ven influenciados por los servicios de suministro, de regulación y culturales que brindan los ecosistemas. Un ejemplo muy extendido sería el caso de no tener un fácil acceso a un agua de calidad. En las zonas en las que ocurre este hecho supone que cada día haya que desplazarse varios kilómetros para poder conseguir el preciado recurso. Normalmente esta tarea recae en niñas y mujeres. Las niñas son las más perjudicadas al no poder asistir, en la mayoría de casos, a la escuela, ya que tienen que ir a buscar agua. Además hay que sumar los peligros de robo y agresión al que están expuestas en los desplazamientos.

A pesar de que el bienestar humano depende de la capacidad de los ecosistemas de proporcionar los diferentes servicios, el equilibrio de los mismos está siendo alterado por el propio ser humano. La acción antrópica puede reducir o ampliar los beneficios de los ecosistemas para la sociedad. Mantener el equilibrio entre los servicios de los ecosistemas y el bienestar humano requiere un conocimiento y un manejo adecuado de las relaciones entre las actividades humanas y la conservación de los ecosistemas a corto, mediano y largo plazo.

Durante la sesión, se citan algunos ejemplos de necesidades que se requieren satisfacer para alcanzar el bienestar humano. Asociar cada una de estas necesidades a un servicio ecosistémico no sería realista, pues en un ecosistema todo está relacionado. Así por ejemplo, para cubrir nuestra necesidad de alimentos, no solo entran en juego los servicios de suministro de bienes, sino también los de regulación como la polinización o los de apoyo como la fotosíntesis o la biodiversidad.

Relación del bienestar humano con los servicios de los ecosistemas

En la primera sesión trabajamos la dependencia del bienestar humano con los servicios de los ecosistemas poniendo el foco en algunas de las diferentes necesidades que los seres humanos precisan satisfacer para alcanzar el bienestar, y de donde obtienen lo necesario para conseguirlo. En la sesión 2 en cambio, se trabaja con una mirada ecosistémica completa en la que se visualiza no solo la interdependencia de los distintos elementos del ecosistema, sino como su deterioro puede afectar al bienestar de una población.

Como ya se ha expuesto en el contenido de la sesión 1, existe una relación directa entre los ecosistemas, los servicios que proporcionan y el bienestar humano: un cambio en los ecosistemas tiene repercusiones en los seres humanos y viceversa. Mientras que los servicios de los ecosistemas han ido deteriorándose cada vez más, el bienestar humano se ha incrementado. Esto quiere decir que el bienestar humano mundial ha aumentado a costa de la degradación de los ecosistemas y de la pérdida de la biodiversidad. La ambientalista Raudsepp-Hearne plantea una paradoja en este sentido: el bienestar es medido a través del Índice de Desarrollo Humano, que está formado por tres componentes: la salud, la educación y el PIB y que ignora los aspectos sociales y culturales del bienestar humano. Por tanto a la hora de evaluar el bienestar, no mide la Calidad de Vida (capacidad que posee el grupo social de satisfacer sus necesidades con los recursos naturales en un espacio natural dado) sino el Nivel de Vida (grado de bienestar, generalmente material, alcanzado por la generalidad de un país). Si la medición estuviera realizada en términos de Calidad de Vida, veríamos cómo el bienestar humano sí disminuye conforme se degradan los servicios ecosistémicos.

Si no se adopta ningún cambio, este deterioro se agravará, tal y como expone la European Environment Agency, y con ello la inseguridad hídrica y alimentaria, elevando el precio de los productos e incrementando los conflictos, las migraciones, el cambio climático y la vulnerabilidad a los desastres naturales (inundaciones, sequías, etc.) lo cual, terminará suponiendo un impacto negativo en el bienestar humano.

A pequeña escala, en esta sesión 2 se visualiza lo que puede ocurrir cuando se altera alguno de los elementos del ecosistema. Para llevar a cabo su dinamización, a continuación se detalla el caso de estudio de la actividad 2.2.

La gestión del territorio por la comunidad de un pueblo ha tenido consecuencias impensables. El uso intensivo de la tierra (cultivos y huertas) durante mucho tiempo, y la aplicación de fertilizantes químicos y pesticidas/plaguicidas sin control, ha dado como resultado la pérdida de la fertilidad del suelo y por tanto su capacidad para nutrir y mantener a las plantas. Además, el uso de los productos químicos ha ocasionado la contaminación del propio suelo, así como de las aguas subterráneas y finalmente del cauce del río al que abastecen. Igualmente, la fauna, especialmente los insectos, se ha visto afectada por estos productos químicos produciendo una pérdida de biodiversidad en cadena de las distintas especies presentes en el ecosistema.

Como resultado: un ecosistema contaminado y vacío de vida que no tiene capacidad para seguir proporcionando alimentos y agua de calidad, biodiversidad de fauna y flora, lugares de ocio y recreo, y que además ha generado problemas de salud a los habitantes derivados de la contaminación del agua y del suelo. Es decir, una pérdida del bienestar humano de toda una comunidad.

 

Servicios de los ecosistemas: importancia de conservarlos

Los contenidos ambientales incluidos en la sesión 1 son comunes a los que se contemplan en la sesión 2.

No obstante, para facilitarte la dinamización de la sesión, te proporcionamos algunos datos que reflejan la importancia de conservar los ecosistemas.

El suelo

Es un recurso natural no renovable. Según la FAO (2015), tienen que pasar en torno a 1.000 años para que se produzca 1 cm de suelo. El 33% de los suelos del planeta están degradados y cada año se destruyen 50.000 km2 de suelo (un área similar a Costa Rica).

El suelo es necesario para: producir alimentos, forraje para el ganado, ropa, refugio y energía. Además almacena y filtra el agua, recicla nutrientes, amortigua inundaciones, almacena carbono y alberga un cuarto de la biodiversidad del planeta.

La vegetación

La vegetación es un elemento esencial de los ecosistemas, ya sean terrestres o marinos. Proporciona alimentos, materiales como madera, algodón, resina, corcho, carbón, leña, medicinas, etc. Pero además, la vegetación es muy importante porque entre otras cosas:

  • Da cobijo a multitud de especies animales;
  • Regula la humedad y refresca el entorno gracias a la evapotranspiración y la sombra que proporcionan;
  • Ayuda a regular el clima;
  • Sus raíces protegen al suelo de la erosión del viento y las lluvias;
  • Contribuye a mantener un aire limpio. La vegetación absorbe CO2 y emiten 02. Los árboles funcionan como filtros de las partículas contaminantes.
  • Los árboles amortiguan el impacto de las ondas sonoras, reduciendo los niveles de ruidos.
  • Permanecer un tiempo cerca de los árboles mejora la salud física y mental.

El agua

Ningún ser vivo puede vivir sin la presencia de este recurso, y en el caso del ser humano, solo puede consumir agua dulce, pero como se sabe, la mayor parte del agua del planeta es salada, y solo en torno al 2,5% es dulce. De esta pequeña porción, la gran mayoría está almacenada en los glaciares o bajo tierra en acuíferos. Entre el 25 y el 40 por ciento del agua potable de la Tierra se obtiene a partir de las aguas subterráneas.

La contaminación del agua es una de las principales amenazas para el bienestar humano. Se estima que cada día se vierten a las aguas, unos  2  millones de toneladas de desechos (residuos industriales  y  químicos,  vertidos  urbanos o agrícolas). Si se tiene en cuenta que 1 litro de aguas residuales contamina  8  litros  de  agua  dulce (UNESCO, 2003),  la magnitud del problema es muy importante.

Como se comenta en la actividad 2.2, el uso de productos químicos en la agricultura puede provocar la contaminación de las aguas subterráneas, convirtiendo estas valiosas reservas de agua dulce en una amenaza para la salud del ecosistema entero, incluido el ser humano, al mismo tiempo que se reduce aún más la disponibilidad de agua dulce de calidad.

La biodiversidad

El concepto de biodiversidad según la Convención sobre la Diversidad Biológica (1995), se define como:

La variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas.

La biodiversidad, en cuanto a servicio de apoyo de los ecosistemas, condiciona la funcionalidad de estos y su capacidad de sobreponerse a perturbaciones, y por tanto la posibilidad de que continúen generando beneficios para el ser humano. A mayor biodiversidad, mayores serán las opciones de respuesta de los ecosistemas ante alteraciones y mayores serán las oportunidades y servicios que pueden proporcionar al ser humano.

En la actividad se hace alusión concreta a los insectos. Su importancia es mucho más trascendental de lo que pueda parecer a priori, pues son imprescindibles para el mantenimiento de la vida en la Tierra tal y como la conocemos. Los insectos son uno de los principales agentes polinizadores de las plantas con flor, ya sean silvestres o cultivadas. Las plantas dependen de ellos para poder reproducirse y poder formar sus frutos y sus semillas y así multiplicarse y sobrevivir.

Es evidente que uno de los principales beneficiarios de esta labor es la agricultura y por consiguiente la seguridad alimentaria de la población mundial.

También conviene señalar, que una mayor diversidad de plantas y cultivos proporciona una mayor variedad de frutas y verduras.