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Contenidos ambientales

  1. Pertenencia del ser humano a la naturaleza

    Podemos trabajar la pertenencia del ser humano a la naturaleza a través de nuestras semejanzas y diferencias con el mundo que habitamos y, especialmente, con respecto al resto de seres vivos. Algunas de nuestras semejanzas son:

    • Compartimos la misma historia evolutiva sobre el planeta Tierra. Tenemos un parentesco biológico con el resto de seres vivos expresado a múltiples niveles, desde la estructura molecular a nuestro comportamiento y psiquismo. En este sentido, podemos trabajar nuestras semejanzas en cuanto a estructura corporal con otros animales. Estas semejanzas se hacen más evidentes según ascendemos en la escala evolutiva: somos especialmente semejantes a los mamíferos terrestres y, dentro de este grupo, a los primates. Podemos utilizar los animales que hayamos encontrado en la salida y también otros con los que estemos familiarizados (como mascotas u otros animales domésticos).
    • Aspiramos a la autoconservación propia y como especie: tenemos las mismas funciones vitales (alimentación, relación y reproducción).
    • Somos interdependiente: interactuamos dentro de redes extensas de mutua dependencia. En la naturaleza todo está relacionado con todo lo demás. Nos relacionamos con otros seres vivos y con los seres inertes para subsistir de modo parecido a como hacen otros animales.
    • Todos los animales (como mínimo los vertebrados) somos capaces de sufrir y gozar.

    Por otra parte, los seres humanos ocupamos un lugar especial en la naturaleza por varios motivos:

    • La transmisión de contenidos culturales entre diferentes personas y diferentes generaciones.
    • Poseemos lenguaje articulado, racionalidad, autoconciencia, capacidad de anticipación.
    • Hemos creado muchos avances tecnológicos-científicos con una tremenda capacidad de impacto ambiental, de alteración de la naturaleza.

    Sin duda las personas somos seres vivos muy singulares, muy especiales en ciertos aspectos, pero al mismo tiempo somos seres vivos como los demás. Todos los seres vivos tenemos un origen común (evolutivo) natural, pertenecemos a la naturaleza y la biosfera es nuestro espacio común vital.  A la vez las singularidades de los seres humanos, especialmente la cultura, la conciencia y la capacidad de alterar la naturaleza, debe ir acompañada de un ejercicio de responsabilidad hacia la vida en el planeta.

  2. Dependencia del ser humano de la naturaleza

    La dependencia del ser humano de la naturaleza es obvia si conocemos el origen de los productos manufacturados que forman parte de nuestra vida cotidiana: cualquier alimento proviene de los seres vivos, cualquier material tiene su origen en la naturaleza. Precisamos también de agua y aire para subsistir, y necesitamos que esa agua y ese aire sean limpios y de buena calidad para mantenernos sanos. Así mismo, el contacto con una naturaleza y un medio ambiente limpio y de calidad (no solo en el medio natural, también en los parques y jardines de nuestras poblaciones o en nuestras plazas y calles) nos proporciona salud emocional.

    La relación entre las necesidades y el bienestar humano está directamente relacionada con el buen estado y funcionamiento de los ecosistemas naturales y agrícolas. El programa EME (Evaluación de Ecosistemas del Milenio) promovido por la ONU, ha definido una serie de servicios ambientales generados por los ecosistemas, con una relación directa con las necesidades y el bienestar humano que recoge la siguiente tabla. No pretendemos trasladar toda su complejidad al alumnado de primer curso de primaria, aunque consideramos importante tener en cuenta estos aspectos para poder incorporar pinceladas en la medida de lo posible a lo largo de la salida, incluso a lo largo del curso.

    En este sentido, la cosmovisión de algunos pueblos indígenas u originarios explica el mundo, la realidad y el entorno a partir de la comprensión de la relación permanente entre las colectividades humanas y el entorno en el que viven. Desde esta cosmovisión, los seres humanos somos un componente más de un equilibrio que debe existir con la Naturaleza; la tierra no es solo un medio de producción sino la Madre que da Vida.  Una cosmovisión a la que la ciencia occidental se acerca cada día más.

  3. El buen vivir y la vida buena

    La historia de Bimba y el mensaje con el secreto de la buena vida aglutinan en realidad aspectos de dos filosofías. La primera, el Ubuntu, proveniente de la cultura africana, y la segunda, la vida buena, adaptada de la filosofía del “buen vivir” de los pueblos indígenas latinoamericanos. Algunas de las características de esta cosmovisión indígena del “buen vivir” han sido recogidas en conferencias internacionales para la conservación de la naturaleza, en las que representantes de pueblos indígenas han tenido una presencia importante.

    Desde la filosofía del “buen vivir” se propone una vida armónica con uno mismo, con otras personas y con la naturaleza. Incluye por tanto no solo el bienestar propio sino el de la colectividad incluida la de la naturaleza que nos sustenta, de la que formamos parte y de la que dependemos: No se puede Vivir Bien si los demás viven mal, o si se daña la Madre Naturaleza. Vivir Bien significa comprender que el deterioro de una especie es el deterioro del conjunto.

    El concepto de “vida buena” aparece también mencionado por la EME de España, que define el bienestar humano como la “vida buena” dentro de los límites biofísicos del ecosistema”. Desde Naturaliza entendemos la “vida buena” como aquel estilo de vida que pone el foco en el bienestar humano en lugar del bienestar social (medido este último en general por índices económicos como el PIB), la calidad de vida en lugar del nivel de vida y el valor de uso frente al valor de cambio (monetario).

    Entendemos por tanto por “vida buena” aquella que satisfaga las necesidades básicas humanas, que suponga una solidaridad sincrónica (con todas las personas que habitan en la biosfera), y diacrónica (con las generaciones actuales y futuras), además de una solidaridad con todo lo vivo.

    Tanto la historia inicial de Bimba como el mensaje final, pretenden recoger algunos de estos aspectos de una manera clara y sencilla.