Ponencia

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Entrevista a Mar Romera

«Los niños y las niñas no aprenden nada de lo que les decimos, nos aprenden a nosotros»

En el nuevo episodio de ¿Cómo le contarías a un niño de primaria…? usamos todo nuestro corazón para poner en valor, de la mano de la pedagoga Mar Romera, la inteligencia emocional y el papel de las emociones en esa escuela del futuro que debería comenzar hoy.

«La incertidumbre en la que estamos viviendo nos lleva a no tener nada seguro en la planificación del mañana» y eso es, precisamente, lo que provoca una sobreprotección de los más pequeños. Mar Romera, presidenta de la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci (APFRATO), nos explica cómo las generaciones más jóvenes son cada vez más frágiles e incapaces de gestionar los fracasos o sus emociones, y todo por una educación, fruto del amor, que no hace más que traspasarles nuestras inseguridades. Por eso, recomienda un cambio de paradigma: en vez de educar desde el miedo, hacerlo desde la seguridad, la curiosidad y la admiración. Esta última, dice, «es la emoción básica en la que se ancla el sentimiento del amor». Porque los seres humanos, cuando somos niños, funcionamos de una manera casi poética: «No aprendo lo que tú me cuentas ni lo que me enseñas, te aprendo a ti y lo hago porque te amo, y te amo porque te admiro». Para la pedagoga, la admiración es la llave para crear vínculos emocionales sanos entre el profesorado y sus alumnos, y entre estos últimos y el medioambiente.

Esta admiración es la que, tanto familiares como docentes, pueden explotar para inculcar valores ecológicos: gracias a esta plataforma emocional, el adulto se convierte en referente, y como tal debemos de actuar. Además, si a esto le sumamos el trabajar en el aula la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, topamos con el equilibrio perfecto para que los más jóvenes conozcan y resuelvan la realidad. Porque «la plenitud solo puede llegar si existe coherencia entre lo que siento, lo que pienso y lo que hago, y los niños y las niñas no aprenden nada de lo que les decimos, nos aprenden a nosotros», asegura Romera. Por eso, de nada sirve hablar de reciclaje, de hábitos saludables, de consumo sostenible, de ODS o del cuidado del planeta si no se actúa de manera acorde a lo que se dice. A fin de cuentas, como nos recuerda esta pedagoga, vincular emocionalmente con el planeta no tiene más secreto que cuidar los pequeños detalles en los lugares en los que vivimos.