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Subnivium: vida bajo la nieve

subnivium

Los extensos mantos nevados de las regiones frías del globo esconden un mundo en perfecto equilibrio. Este ecosistema con fecha de caducidad acoge especies animales y vegetales que sobreviven durante el invierno: es el ‘subnivium’.

Con cada pisada un crujido resuena a nuestros pies. El silencio que cae sobre el paisaje cuando la nieve cubre la tierra amplifica los sonidos. La vida parece detenerse a causa de este manto blanco, pero no es verdad, animales y plantas continúan con la vida bajo la nieve. Las estampas nevadas son una característica estacional de numerosas regiones del mundo, pero el cambio climático está cambiando las reglas del juego. En los últimos años, se ha reducido progresivamente la profundidad, la duración y la extensión del manto nivoso, un conjunto de estratos de nieve capaz de albergar vida no solo en la superficie. Entre el mullido manto y el suelo, se esconde un refugio transitorio para la fauna y la flora: el subnivium.

En pleno invierno, nos cuesta salir de la cama por la mañana porque el edredón nos ofrece un confortable (y cálido) refugio. Algo similar les ocurre a especies animales como el lagópodo común, un ave que habita zonas boscosas y que cava madrigueras en la nieve para refugiarse durante las noches frías. Las marmotas siguen el mismo modus operandi: crean madrigueras rocosas y las aíslan con follaje y nieve ligeramente compactada, la cual ejerce un efecto aislante que les permite hibernar hasta cinco meses. Más al fondo de la superficie, la ardilla de tierra ártica cava agujeros de hasta un metro de profundidad bajo la nieve, y sobrevive durante ocho meses reduciendo su metabolismo y temperatura corporal a –2,7 grados centígrados, todo ello sin que se dañen sus órganos vitales ni se congelen sus fluidos corporales.

Descubre en este artículo qué se puede encontrar en el subnivium.

El subnivium está formado entre la capa de nieve y el suelo es un ecosistema rico, complejo y muy necesario para el planeta Tierra

Acompañando a la fauna, las raíces de numerosas especies vegetales aprovechan también las condiciones bajo la superficie de la nieve: el suelo está más aislado, las plantas se descomponen con facilidad y se liberan numerosos nutrientes. Sin embargo, esto no sería posible de no ser por las especies arbustivas que habitan en la superficie. La azalea alpina, por ejemplo, crece lentamente en áreas sombrías de los bosques de los Pirineos durante la primavera, formando una capa de hojas grisáceas que recorre la superficie del suelo. Al llegar el invierno, bloquea el viento, retiene la nieve y previene las heladas, permitiendo que el subnivium brille en su máximo esplendor. ¿Su aliada? La camarina negra, un arbusto denso que florece en junio y cubre el campo durante el invierno.

Animales como las marmotas se resguardan bajo la nieve durante el invierno, y arbustos como la azalea alpina facilitan su supervivencia

Este ecosistema existente bajo la nieve ofrece unas condiciones idóneas para la supervivencia de todas estas especies, gracias al perfecto equilibrio de temperatura y humedad. Si la nieve es gruesa, la temperatura bajo el manto se mantiene a aproximadamente cero grados. Quizá nos puede parecer una cifra muy baja al compararla con la que marca el termostato de nuestros hogares, pero en la superficie del subnivium podemos encontrarnos temperaturas bajo cero con un aire gélido en pleno invierno que imposibilitarían la supervivencia de la fauna y de la flora mencionada.

Pero, la llegada de estas temperaturas extremas no es una sorpresa para la fauna y flora de climas fríos. Gracias a un complejo proceso de adaptación, los animales de sangre fría entran en un estado de inactividad al llegar los primeros días de invierno: se refugian y duermen hasta que sienten el cálido abrazo de la primavera. En cambio, los mamíferos y aves aprovechan su perfeccionado sistema regulador de temperatura interna para construir nidos y madrigueras, y para alguna que otra salida a cazar evidenciada por sus huellas en la nieve. En el caso de la flora, como hemos visto, la clave está en los arbustos que sobreviven a ras de suelo creando esa firme almohadilla que soporta las nevadas y combate los helados vendavales.

La vida bajo la nieve corre peligro a causa del cambio climático y la gestión forestal invasiva

Si bien el subnivium se renueva de forma natural, pues con la llegada del calor el ecosistema creado bajo la nieve se adapta a un nuevo clima, a largo plazo podría desaparecer de forma irreversible por culpa del cambio climático y de la acción del ser humano. Los inviernos son cada vez más cortos, las prácticas de gestión forestal tradicionales se caracterizan por ser muy invasivas y las actividades recreativas de los humanos a menudo alteran el equilibrio de la naturaleza, tres factores que pueden empeorar la compactación de la nieve y socavar la estabilidad térmica bajo el manto.

Planear una visita a la nieve puede ser una muy buena oportunidad para conocer este ecosistema y valorar su importancia, teniendo en cuenta que la nieve que pisamos forma parte de uno de los ecosistemas más delicados que existen. Por eso hay que ser muy cuidadosos cuando visitemos zonas nevadas. En primer lugar, y como en cualquier entorno natural, es esencial no abandonar nuestros residuos. Todo lo que llevemos a estos entornos tiene que volver con nosotros.  Además, debemos procurar no salir de los senderos y caminos, y cuando se disfrute de la nieve con trineos o esquiando siempre hacerlo en las zonas especialmente habilitadas para ello. Proteger la nieve es proteger la vida.

Texto: Marina Pinilla